martes, 17 de abril de 2012

Senderos

Cada vez que un viejo amor se compromete con un nuevo destino siento como si dentro de mí se rompieran mil sendas que jamás llegaré a cruzar. No me malentiendan, me pone contenta viéndolo realizar sus sueños, siendo feliz junto a otra mujer. Pero muy a mi pesar me recuerdo que en aquel lugar podría estar yo, pero que jamás lo supe aprovechar, tal vez porque escogí mal o simplemente me dejaron ir.
Sea cual sea la cuestión es como si de pronto mis posibilidades se reducieran, quedando solo aquello que tengo como presente, un solo destino, el cual cada día que transcurre menos podré cambiar.
 Estoy feliz, sí, no lo niego, es un camino menos pedregoso que los anteriores, pero sigue habiendo grietas por el camino (y no me quejo, después de todo los caminos sin ranuras solo existen en los cuentos de hadas), pero hay algo dentro de mí que me impide poder disfrutar como debería, es como si mi antigua Agustina empujara cada día más por querer volver a rebelarse, no acepta tener solo un destino entre sus manos, ella quiere tener al poder todas las cuerdas posibles para poder tirar de ellas cuando se le antoje, pero eso es imposible… y egoísta, sumamente egoísta.
 Pero no voy a ponerme a discutir con mi antiguo yo, de eso ya tuve demasiado. Simplemente espero que aquellas personas que deje ir a lo largo de mi vida sean felices, que los quieran y amen como yo no supe hacerlo, tal vez porque no me encontraba en un momento oportuno o porque simplemente no sentía interés, solo espero que tanto amigos, amantes y familiares sepan perdonarme por mi indiferencia en algún momento.
 Les pido perdón a todos, excepto a una persona, por la cual moví cielo y tierra, regalé lo poco que me quedaba de dignidad, me arriesgué a compartir la poca felicidad que poseía, y le di amor, un amor puro y sin rencores de un corazón hecho pedazos anteriormente. Y él no me devolvió nada, juró y prometió pero no hizo absolutamente nada de lo que había pactado. De hecho tampoco hizo nada de lo que decía, era como si sus palabras y sus actos vivieran en continentes diferentes con idiomas completamente opuestos, era imposible que se comprendieran entre sí, inevitable que no sucediera una guerra entre ellos.
 Hay algunos caminos que nacieron para unirse, otros en cambio estarán minados por siempre en la oscuridad de los árboles, en la profundidad del olvido y en el silencio fantasmal de los pájaros cantando al anochecer.

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