Si, él, exactamente ese hombre, resulto ser como todos los demás, una gran decepción, una poderosa y arrebatadora angustia.
Me es difícil explicar como me siento en estos momentos, por un lado me invaden aquellos sentimientos de culpa, remordimiento, impotencia, y por el otro muy diferente se encuentran la agonía, el desconsuelo, la desesperación.
¿Cómo es posible?, hasta en un susurro le admití que lo amaba justamente por no ser como los demás, por tener ese algo diferente, por ser un hombre coherente en vez de mujeriego e hipócrita, llegué a confesarle que me encontraba terriblemente enamorada de su propio ser, de su autenticidad, de lo poco que le importaban los comentarios de la gente, de sus amigos, de las personas que lo querían.
Pero aquella imagen se desvaneció, y se llevo consigo toda insignia de lo que fue un pasado rico en promesas y sueños por cumplir.
Es increíble, cómo fue capaz de proclamarse dueño de mi corazón sin ni siquiera sentirlo suyo, como es posible que haya hecho tantos pactos con el diablo en dos sencillísimas pero profundas palabras.
No lo entiendo, no comprendo adonde quiere llevarme el universo con todo esto, tal vez merezca sufrir por haberme internado en el estúpido mundo del soñar, o quién sabe, puede ser que el camino de mi vida haya llegado a su fin.
Las opciones son varias y ninguna me resulta lo suficientemente buena como para calmar mis ansias por encontrar una razón justificativa y convincente. Pero aún así continúo en pie, dejo pasar el tiempo para llegar al juicio final y obtener una explicación de los hechos, luego de tantas blasfemias y actos nefastos no existen muchas esperanzas, solo me queda esperar a que la vida me consuma lentamente, y así contemplar con mis propios ojos como mi presente y todo mi futuro dejan existir para abrirse paso en un solo camino, el último que vaya a recorrer en mi vida.